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Miembros honorarios de la Sociedad de Misiones Africanas
   

El pasado cuatro de diciembre, durante la eucaristía que celebramos con motivo del aniversario de la fundación de la Sociedad de Misiones Africanas, el distrito de España nombró a cuatro de nuestros amigos "Miembros Honorarios", en agradecimiento a su dedicación, cercanía y cariño. Personas que se identifican con nuestro carisma, que aman nuestro trabajo, que comparten nuestra vocación y que se dedican a la misión desde su realidad familiar y laboral. Cada uno de ellos expresaron sus sentimientos. A continuación recogemos sus palabras, expresión de un corazón lleno de amor.

Foto Grupo: Auxi, José, Mari, Sagrario, Olga, Andrés, Josefa y Mariano.


En primer lugar, quiero dar las gracias al Señor por unirme a la Sociedad de Misiones Africanas, que lleva más de 150 años evangelizando en África con grandes dificultades. Cuentan que casi todos los primeros misioneros morían jovencísimos. Por eso mi gratitud es aún mayor. Esto me hace recordar la parábola que contó Jesús de los trabajadores de la viña, donde el dueño dice al encargado: "Págales a todos lo mismo, un denario, y empezando por los últimos", yo, como soy del grupo de los últimos, no me quejo. Quiero manifestar mi agradecimiento a todos y a cada ude los misioneros que a lo largo de estos años he ido conociendo, todos me han acogido y me han dado su cariño. Gracias al grupo de laicos por su generosidad y entrega, gracias por estar ahí. Mi gratitud especial a Rafa y José Ramón porque de alguna manera tienen cierta debilidad por la parroquia del Padre Nuestro. Al establecerse en Madrid, nuestra parroquia fue de las primeras que colaboraron con ellos, siendo párroco D. Tirso Vaquero. Mi gratitud para ellos, por estar en el origen de todo. Sagrario.

 

Hoy quiero dar gracias a Dios porque, a lo largo de mi vida, ha puesto personas que me han ido cuidando y guiando por el camino del amor a Dios y al prójimo. Los primeros fueron mis padres que me enseñaron a compartir…, pues somos nueve hermanos, y a querer a las personas. Me acuerdo cuando mi madre nos decía: Olgui tienes que ir a casa de la señora Felisa a enhebrarle las agujas porque ve muy poco o a encenderle el brasero o a limpiarle la casa. Recuerdo a mis queridas Ana y Emilia, misioneras seglares que tanto bien me hicieron y tanto bien hicieron a mi pueblo, con las que compartí los años más felices de mi niñez. Y hoy en especial a la Sociedad de Misiones Africanas. Hace ya bastantes años, unos amigos me dijeron: "hemos conocido a unos misioneros que son muy interesantes y nos han encantado ". Fui y, desde entonces, comparto con ellos la fe, nuestro amor por los pueblos y las gentes de África.

Muchas gracias a la comunidad misionera, a los que están aquí, en Benín, en Costa de Marfil y en Níger, por haber pensado en nosotros. Que Dios os bendiga, muchas gracias. Olga.

 

No me gustaría considerar este nombramiento como una compensación, un salario o un tributo, sino todo lo contrario, quiero considerarlo, en mi caso, particular como una motivación para continuar con el carisma misionero, para seguir colaborando con la SMA y poner mis dones al servicio de la comunidad. Andrés.

 

Señor, hoy te quiero dar las gracias por el regalo de tantas personas que has puesto en mi camino:
  Los Misioneros, porque a través de su testimonio he encontrado una fuente de amor por África y los africanos, en ellos también he encontrado mi alimento espiritual.
  Los Seglares, que me acompañan y enseñan en este camino de misión.
  Los colaboradores, que tanto facilitan la coordinación de la campaña del calendario, siempre dispuestos a darse y decir sí con entrega y agrado.
  Mi familia, que comprende, apoya y respeta el camino que yo he elegido.
  Mis amigos, por todo lo que compartimos y vivimos juntos.
  Gracias también, Señor, porque Tú has querido que hoy esté aquí (podía no haber sido así): te pidieron por mí y les escuchaste. Gracias por esta gran familia que me acompaña en el camino de la fe.
  Auxi.